Hace dos años presentamos una ponencia en el VI Coloquio de Humanidades 2012 de la Universidad Autónoma de Nuevo León. En ella abordamos cómo la mangaka mexicana Lorena Velasco Terán se inspiró en el universo
real y en lo sobrenatural para la creación de su manga, imbuyéndose así en el
tema de vida, y más para entender la evolución del más llamativo de sus personajes: el ángel Leely.
Leely es un personaje casi frecuente en muchos manga por su naturaleza enigmática: se dificulta saber si es bueno, malo, neutro, catalizador, secundario o circunstancial hasta que se delata casi al final de la obra. Suele dar sentido a la trama y permite las heroínas y héroes sepan "contra quién" o "qué deben encarar" para cumplir su misión y nos inicta a releer la trama para entenderla, transformándose así en su genuina protagonista.
A continuación presentamos un análisis hermenéutico que explica y profundiza el papel de Leely en ese sentido:
El manga japonés es un fenómeno
cultural que ha rebasado tanto fronteras como edades. Desde su arribo a México
a finales de los años setenta del siglo pasado, se ha vuelto muy popular entre
los jóvenes, sobretodo. Los manga mexicanos que han estado surgiendo se deben,
en parte, a las perspectivas que ofrece el manga japonés sobre el devenir de
vida. Drem de Estudio Syanne[1],
dibujado y escrito por Lorena Velasco Terán, por ejemplo, alude al sentido real
de existir, reflexiona sobre nuestras acciones y reacciones como seres humanos.
Al respecto, usa elementos intertextuales del Grupo Clamp en la manera de abordar las temáticas, de afrontar
los hechos y de enfrentarnos a los posibles resultados que pueden tener
nuestras acciones en los demás, cuando malinterpretamos lo que en verdad
acontece o no sabemos cómo transmitirlo apropiadamente.
Alcanzar un fin amoroso sólo con ideas
preconcebidas es la problemática que Syanne retoma de Clamp para Drem. Valiéndose de heroínas imperfectas, el manga nos presenta
cómo el amor purifica o aniquila y que es casi imposible de alcanzar, salvo
transformándose para llegar a él. Como heroína en ciernes,[2] la
humana Neve equivoca su misión y se vuelve una antagonista consecuente,[3] hasta
que el ángel Leely –la heroína oculta de la obra-[4] consigue
redimirla, no sin antes cambiarse a sí misma como persona.
Portada del volumen 2 del manga Drem -Neve a la izquierda de la imagen; Leely, a la derecha-.
Leely es el personaje central en la trama de
Drem[5], porque es la heroína oculta, y es
quien concentra toda la información de la historia para librar de prejuicios a
los demás personajes; destruye las falsas metas imaginarias[6] de la
heroína en ciernes como mensajera de la realidad para que Neve, la otra
protagonista, genere nuevos superobjetivos de existencia[7].
Por
ensayo y error, el ángel Leely usa desatino
controlado[8] para camuflar su papel como heroína
oculta. Le hace creer a Neve que sus metas no le
importan, cuando en realidad es todo lo contrario, por tanto, actúa indiferentemente para realizar “el arte de
separarse de todo sin dejar parte integral de todo” (Marín, 1999: 224),
mientras que con la voluntad de poder de
su espíritu[9] rescata el alma de su amiga, quien ésta sumergida en
verdades imaginarias para negar la realidad.
Cuando inicia
el capítulo Sueño 1: Pérdida[10], Leely
descubre que Neve ha caído en coma. El alma de ésta vaga en el mundo onírico para
retornar al lapso en la que cree que su madre sigue viva[11]. El
ángel teme lo peor, y se adentra a ese mundo para revelarle que no debe estar
en ese lugar y que debe regresar al real, a donde pertenece. Para logarlo, forja
un objetivo inalterable de vida[12]: pretende
hacerle ver que su intención es que se supere a sí misma, que recorrerá “abruptos
caminos”; sin embargo, lo que procura es “verla sonreír nuevamente”[13]
(Nietzsche, 2010: 78).
Leely comienza
su aventura como heroína oculta cuando
se adentra en los sueños lúcidos de Neve. Intenta
calmarla o aclararle el problema que padece; pero por hablar con ambigüedad e
imaginar que su protegida la comprenderá al mismo nivel que ella, no logra ser
escuchada[14]. Simultáneamente, el Noah
imaginario le complica la comunicación con la muchacha porque, más que
representar el típico noviecito al que se le puede enamorar, en sí, era un
mecanismo de defensa de la chica para no aceptar la muerte de la madre, y por
eso él impedía hacerle ver a su protegida la situación en la
que se encontraba. Para esto se hace la seductora, finge que lo quiere besar
“porque le gusta”, como se ilustra en este ejemplo:
Contracomunicación de Leely.
(Drem, 2007b: 18).
En esta
escena descubrimos una contracomunicación
discursiva[15], porque Leely simula
querer besar a Noah. Tal proceder se le puede dar una doble interpretación,
porque por un lado, se puede pensar que “sólo quiere molestar al personaje
imaginario”; y desde otro ángulo, por el contexto, vemos que se burla de que
sea un ente no real. Lo que el lector detecta es un defecto
de la comunicación, una creencia
deliberada del mensaje, y con esto se hace “cómplice no de tal o cual
personaje, sino del propio discurso en la medida en que procede la división de
la audición, la impureza de la comunicación.” (Barthes, 1991: 122), y la
contracomunicación persiste hasta que se conozca la revelación de la cosa-en-sí[16], que pretende notificar el ángel[17].
El engañoso proceder de Leely aparenta funcionar; sin
embargo, por sobreestimar sus
poderes y condición seráfica bajo objetivos
inalterables de vida, manifiesta inconvenientes: en un exceso de confianza al brindarle la ayuda
sobrenatural a Neve, la heroína
oculta comete el error de robarle un beso[18],
provocando con ello que su protegida confunda el llamado para ser heroína y experimente
una nueva sensación. Con esa acción, la joven recibe de obsequio unas alas
cristalinas que le permitirán moverse en los dos espacios, tanto en el mundo
real como con el onírico; no obstante, nunca aprende cómo emplearlas. A partir
de ensayo/error, la joven descubrirá cómo utilizarlas, pero el uso inadecuado
de ellas la enloquece, y por tal motivo, el ángel la obliga paulatinamente a
destruirlas, para que así recobre la razón.
En
el Sueño 2: Espejos, Leely se asegura que las alas de su amiga hayan emergido
para revelarle su condición de espíritu celestial e informarle que el poder de
sus alas se origina en el corazón. Esta escena es el primer
intento del ángel para revelar la cosa-en
sí a la joven en coma, pero fracasa, porque lo expresa ambiguamente al usar palabras mal definidas,[19] y
además, al partir de implícitos sin usar
referentes, sólo agravó el problema.
Los resultados
de las acciones imprudentes de Leely se hacen evidentes en el Sueño 3:
Confusión. Advirtiendo que la muchacha por instantes entra al mundo real –en la
escena en el que Arí y Noah reales, platican[20]-, e intenta
explicarle por qué la besó. Sin embargo, ésta huye de ella porque piensa que
sólo quiere seducirla. Esta actitud hace que el ángel también confunda su
llamado, al creer que Neve dejaría de fantasear si
ella absorbía su sufrimiento; pero la maniobra no tiene buen final:
Leely y su estrategia fallida.
(Drem, 2007d: 28).
Liberarse del sufrimiento de Neve transmitido desde las
alas a sí misma a través del vicio es
un razonamiento erróneo, pues estos hábitos no son para los seres angelicales.
La opacidad que cubre las piernas de Leely en el recuadro inferior izquierdo, y
el texto pegado en la pared con la leyenda “Creando un sueño hermoso” muestran
la imagen de una heroína oculta
abatida. Por un lado, alaba la belleza de Neve quien podría alcanzar lo que
quisiera; y por el otro, se reprocha “no poder tener a quien ella quisiera”,
pese a que hace lo posible para rescatarla. Ha caído en la duda sobre su propio ser[21].
En todo el capítulo de Sueño 4: “Mi Mundo”, el ángel
contempla imágenes de lo que hacen las Arí y los Noah –los reales y los
ficticios- mientras Neve huye de la realidad[22], pero su condición humana no le permite distinguir la
diferencia entre los dos niveles –real y onírico-, ni entiende que las alas le
sirven para transitar de uno a otro espacio.
Asimismo, no se percata que el mundo real “es la apertura que se abre en los
vastos caminos de las decisiones sencillas y esenciales en su destino” (Heidegger,
2008: 70); y que el soñar “es igual de serio que ver o morir o cualquier otra
cosa en este temible y misterioso mundo.” (Castaneda, 2009: 144).
El objetivo inalterable de vida de Leely se
derrumba cuando en el Sueño 5: Fragmentos, estando ebria, lesiona a un muchacho
que pretende seducirla; este hecho le permite darse cuenta que la estrategia
para calmar el sufrimiento que le ocasiona haberse apropiado de los traumas de
su amiga, a través del vicio, no funciona, y por lo
tanto, busca otro camino para que la chica entre en razón: decide cambiar. Para
conseguir su meta como heroína oculta
se acepta como ángel con la voluntad del poder de su espíritu;
después reformula su desatino controlado
por otro que no es impuesto; y por último, opta integrar su ser al de Neve; sólo
así consigue recordarle el primer devenir
de la vida[23]. Llega siendo más humilde
y tolerante en lo primero; en lo segundo, se convence que no importa lo que
sufra si logra que la otra perciba la confusión en la que se encuentra; y en el último, hace que la chica misma destruya las
alas:
Leely aplica su desatino controlado.
(Drem,
2008a: 19).
Leely se une a la otredad de Neve.
(Drem,
2008a: 23).
Como
heroína oculta, Leely debía mostrar
dos perfiles para ayudar a Neve. En su desatino
controlado –la primera imagen-, el ángel se porta como si nada le
afectara. Y como es un ser de conocimiento evolucionado, “realiza cualquier
acto y lo ejecuta como si le importara (…), porque al fin y al cabo, para
[ella] la victoria y derrota son iguales” (Marín, 1999: 17-18). Y en la parte
de su complementación con la otredad[24]
–el segundo dibujo-, opera aceptando que “es un ‘alguien que piensa’ y
que ‘se piensa’; (…) un diálogo discursivo, polémico, a veces doliente,
violento, tierno con ese alguien que mira, oye, habla, rige, convence, disuade
y sin el cual la vida quedaría sumergida en una desgarradora soledad.” (Murillo
González, 1987: 280), y sobre todo porque es el ángel guardián de Neve.
Leely finamente comprende lo que
implica ser una heroína oculta. Acepta
que usar desatino controlado no es
imponer su verdad al otro por cualquier medio, sino realizar actos sinceros, pero
sin preocuparse por lo que ésta –Neve- piense sobre ella. Parafraseando al
chamán yaqui Juan Matus, ella sigue viviendo porque tiene su voluntad. Porque
ha templado su voluntad, hasta hacerla impecable y completa, y ahora no le
importa que nada importe. Su voluntad controla el desatino de su vida (Castaneda,
1986: 94), porque así puede tener su devenir
de conciencia[25],
y por extensión, nuevos superobjetivos para convertirla en una voluntad de poder del espíritu como
actualmente lo hace.
En el Sueño 6: “Contigo”, Leely
asume el rol cercano al de una amiga. En
las nuevas metas que se traza, piensa que como el alma de su protegida por
momentos entra al mundo real, no debe presionarla, y la observa para ver cómo
evoluciona; pero al leer la carta de amor que Neve le escribe al Noah
imaginario[26], se da cuenta que
necesita encontrar el cuerpo físico de la muchacha en coma, para reintegrarle
su espíritu, antes que el Emisario del mundo del descanso eterno se la lleve[27].
El ser angélico no veía al Emisario
del mundo del descanso eterno como su antagonista
auténtico, sino como uno circunstancial al cual debe alejar primero. Para
Leely, las verdades imaginarias de Neve son en realidad su enemigo; es algo que
debe aniquilar para mostrarle la revelación
de la cosa-en-sí. En el Sueño 7: Volver, finalmente lo logra: manifiesta su
auténtica identidad, confesándole a
la chica que es su ángel guardián. Ante esta situación se ve obligada a
proyectar su segundo devenir de la vida[28],
que ahora es dialogar telepáticamente en el cuerpo moribundo de su amiga; esta
acción permite que el Emisario acabe con el Noah imaginario[29],
y además, la muchacha vuelva a experimentar la muerte de un ser querido. Por
último, el espíritu celeste le indica el camino a casa al decirle el mensaje
completo:
Leely repele al Emisario.
(Drem,
2008c: 29).
Leely cumple su misión.
(Drem, 2008c: 50).
En la
imagen de arriba vemos aparecer a Leely en la casa de Neve como un ser ya
evolucionado[30]. Con la infinita luminosidad
de la voluntad de su espíritu, el
ángel disipa la oscura influencia del Emisario, quien usaba el mundo de las
sombras como catalizador para destellar como luz eterna y llevarse a la chica.
No obstante, por ser un medio ser y alguien sin mundo propio, el plan del
heraldo fracasa, pues Leely lo aprovecha para que los médicos –en la realidad-
reanimen a Neve, mientras ella cura su alma.
Finalmente, en la imagen de abajo, la misión del ángel termina
cuando logra que Neve le crea, y al aceptar ésta la pérdida de su madre podrá
regresar al mundo real; Leely, como toda una heroína auténtica, la ayudará en el tránsito de pasar del lugar
fantástico en el que se encuentra, para ingresar suavemente al mundo real. El
sentimiento de arrepentimiento y la sensación de la redención purificadora en
la muchacha que sale del coma, la podemos notar en el diseño de la página, por
la luminosidad y el difuminado en las escenas de la transición emotiva de la
protagonista; así como la forma tan sutil en que la mangaka destaca las alas del ángel y algunas plumas angelicales que
caen gentilmente sobre ellas.
Como
hemos visto, la heroína oculta tiene
un papel decisivo para la interpretación del manga Drem. Enfocada la trama desde su punto de vista, reconocemos que
Leely, efectivamente, es el personaje central y positivo de la trama, aunque no
aparezca mucho. Es, de hecho, sus inesperadas manifestaciones, el uso de
contracomunicaciones y su cambiante desatino controlado lo que la hacen un
personaje aún más enigmático que la misma heroína
en ciernes, representada en
Neve. La superación que realiza el espíritu celeste de todos los obstáculos permite que ambas
lleguen a la última etapa que deben cumplir en su camino para ser heroínas, y
que consiste en abrir nuevas rutas
para el futuro, y la meta más cercana e importante es que Neve se
transforme en un ser ultrahumana,
en cambio Leely, como ente divino, sólo continuará resguardando la
existencia de su amiga para que no vuelva a caer.
Versión super deformed -o SD- de los personajes de Drem -Arí está en el lado izquierdo de la imagen; Noah, lo está sobre Neve, y Leely a la derecha le susurre algo a ésta-.
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NOTAS DE PIE DE PÁGINA.
NOTAS DE PIE DE PÁGINA.
[1] Lorena Velasco
Terán fundó Estudio Syanne con
Mauricio Alberto Sánchez Serrano. Utilizó
los recursos del estudio para rehacer su manga Drem que había quedado inconcluso. Ella
es la autora tanto de la trama como los dibujos, mientras que Sánchez se
encargó de editarla y promocionar la obra. Actualmente siguen haciendo lo mismo
con sus demás manga, además de difundir las creaciones de otros mangaka. Hoy día se valen de
apariciones en convenciones sobre manga, en sitios de Internet como Deviantart
–http://larenn.deviantart.com/- y Facebook
–http://www.facebook.com/#!/pages/Estudio-Syanne/288401112901-, para darse a
conocer.
[2] Joseph Campbell define al héroe como aquel
“hombre o (…) mujer que ha sido capaz de combatir y triunfar sobre sus
limitaciones históricas personales y locales y ha alcanzado las formas humanas
generales, válidas y normales.” (2010: 26). Partiendo de ahí, denominamos héroe/heroína en ciernes al personaje
que aspira convertirse en un héroe/heroína
auténtico, pero se vuelve un antagonista
consecuente por malentender el mundo
incógnito, así como a su verdadero enemigo. Suele ser el protagonista
principal de la obra, que cae víctima de las acciones provocadas por el antagonista consecuente –que a su vez es
víctima de las del antagonista auténtico-,
y solamente vuele al camino del
héroe/heroína cuando la voluntad de
poder del espíritu de alguien –casi siempre el del héroe/heroína oculto- le hace ver sus faltas y las acepta para
poder cambiar.
[3] Helena Beristáin señala que el antagonista es el personaje cuyo rol consiste en
encarnar “aquella voluntad encaminada a alcanzar el dominio de su opositor que
es su objeto (…), y suele estar encarnado en un individuo, un grupo, un
ejército, una nación o un bloque de naciones.” (2004: 8). Nosotros definimos antagonista consecuente al personaje que
sufre por el ejercicio del poder de otra persona –sea o no antagonista auténtico-. Por lo general, siguiendo sus propios objetivos inalterables de vida, afecta a
los demás para bien o para mal. A veces, actúa como un personaje catalizador porque desencadena la trama. Irónicamente, el
antagonista consecuente siempre
enfrenta a otro con similares cualidades, o sea que, como él, ha nacido de la
incapacidad para comprender el sentido real de su misión; y por lo general, es
vencido o acorralado por éste. A veces, si llega a sobrevivir, puede redimirse.
[4] Siguiendo lo que Campbell dice sobre el héroe, llamamos héroe/heroína oculto al personaje que verdaderamente será un héroe/heroína auténtico con el paso del
tiempo. Frecuentemente aparece como un falso antagonista consecuente, porque sus acciones dan una impresión
engañosa a los lectores, tal vez porque encara discretamente al antagonista auténtico.
Los héroes ocultos aprenden más rápido de
sus errores que los otros, y en consecuencia, su conciencia evoluciona más
rápido. Son capaces de ayudar a los demás personajes en sus diferentes roles,
ya sea, el de héroe/heroína auténtico
o el de antagonista consecuente que
cree estar desempeñando un papel
mesiánico imaginario. El héroe/heroína
oculto casi siempre otorga la ayuda
sobrenatural al héroe/heroína en
ciernes.
[5] El héroe/heroína oculto es el personaje central en un manga porque es quien conoce la verdad del
mensaje para que el protagonista –el héroe/heroína
en ciernes - se salve.
Algunos manga japoneses han recurrido al personaje de héroe/heroína oculto para revelar
inesperadamente al protagonista central y dar un giro inesperado a sus obras, y
Drem no es la excepción.
[6] Llamamos falsa meta imaginaria al supuesto objetivo inalterable de vida,
que según el protagonista, piensa que está siguiendo su falso antagonista auténtico para lograr sus
propósitos. Al perder objetividad, el personaje hace una representación ideológico/existencial basada en manantiales de error, y en prácticas de objetivos inalterables de vida erróneos;
por lo tanto, no distingue “a quién debe combatir”, y al final, sólo termina
desengañándose a sí mismo, cuando la voluntad
de poder de la realidad o del
espíritu de alguien le hace ver que enfrentaba a un enemigo imaginario, y
que las metas eran inexistentes.
[7] Stanislavski define al superobjetivo como “la corriente total
de los pequeños objetivos individuales, todos los pensamientos, lo imaginativo,
los sentimientos y las acciones de un actor (…) que convergen en la realización
(…) de la trama” (2006: 227). En base a esto, definimos superobjetivo de existencia a la meta crucial que el personaje se
forja en la vida, dándole sentido real a su ser-en-el-mundo. Es una meta
dinámica que tiene más posibilidades de éxito si se sabe de antemano qué
factores están involucrados en su realización. Permite autovalorarse y liberase
de miedos, egoísmos y apegos.
[8] Desatino
controlado es un término que el chamán yaqui Juan Matus usa para señalar
cómo uno se convierte en hombre de conocimiento en contacto con la realidad no
ordinaria. Se aplica en aquellos actos que realiza la persona con sus
semejantes, a partir de cómo los vea o los perciba (Castaneda, 1971: 107) en su
“capacidad de hombre de conocimiento para percibir, no necesariamente con la
vista, [sino] la otra realidad del mundo [y la de los otros].” (Marín, 1999:
10).
En ese sentido, Clamp y Syanne se valen también del desatino controlado para engañar a sus lectores: les generan
verdades falsas sobre sus héroes/heroínas
ocultos, hasta decirles quiénes son y lo que desean.
[9] Nietzsche define a la voluntad de poder como la “tabla de
valores que resulta difícil en un pueblo (…). Aquello que siempre ha de
superarse a sí mismo (…) siguiendo las huellas de la voluntad de la verdad (…)
donde haya vida” (2010: 43, 78). Para Hegel
–en lo referente a su concepto de espíritu- es la razón “en tanto que eleva a
la verdad de la certeza de ser toda realidad (…) y es consistente de sí misma
como de su mundo y del mundo como de sí misma. (…) En la razón observadora, esta pura unidad del yo, del ser, del ser para sí y
del ser en sí, se determina como el en sí o como ser, y la conciencia de la razón se encuentra”. (1982: 259).
En ese sentido y haciendo acopio de ambas posturas, llamamos voluntad de poder del espíritu al
acontecer en la vida del personaje, en la que después de reafirmar su visión
sobre la vida y cómo vivirla aprende a amarse a sí mismo y a los demás,
abandonando toda clase de prejuicios, incluyendo los que tenga el prójimo sobre
la realidad.
[10] En el Estudio Syanne, cada
fascículo de Drem tiene por título Sueño, y con un subtítulo que lo caracterizaba: El Sueño 1 se llamó Pérdida;
el Sueño 2, Espejos; el Sueño 3, Confusión; el Sueño 4, “Mi mundo”; el Sueño 5, Fragmentos; el Sueño 6, “Contigo”; y el Sueño 7: Volver. Es frecuente esta nominación en varios
manga japoneses para connotar la intencionalidad oculta de las obras, y algunos
mangaka mexicanos recurren también a
ello. Drem no fue la excepción.
Notaremos que Lorena Velasco Terán entrecomilla los sueños 4 y 6 para
señalar el mundo irreal en el que se encuentra Neve; podemos decir que es una
pista contracomunicativa para el lector.
[11] Neve experimentaba, en su
inconsciencia, sueños lúcidos. Por eso su espíritu intentaba alinear en un
orden fijo según sus intereses: si creía que dormía o se hallaba inconsciente,
retornaba al punto de origen del mundo onírico al que arribó cuando quedó en
coma; y si “despertaba” o “volvía en sí”, regresaba inmediatamente a su espacio
imaginario. Leely quiso otorgarle unas alas mágicas para purgar el sufrimiento
de su protegida; pero en cuanto la muchacha supo “cómo funcionaban”, se le
dificultaba infiltrarse en el mundo fantasioso.
[12] Los objetivos inalterables de vida son aquellas metas ideales que el
personaje se forja como algo ya determinado en su existencia. Son pensamientos
prejuiciados sobre el mundo y que permanecen en él hasta que con el poder de su
voluntad se percata de la trascendencia que éstos pueden tener y los efectos
que puede sufrir por ello.
[13] Cabe aclarar que la inicial
voluntad de poder de Leely no era de espíritu: como estaba enfrascada en un objetivo inalterable de vida, desconocía
que debía cambiar antes su forma de ser si anhelaba restaurar el alma de Neve
al cuerpo de ésta. Lo que hacía, simplemente, era imponerle su verdad en lugar
de abrirse, y en consecuencia, Neve creyó que Leely era su “antagonista
auténtica” cuando no era así.
[14] Leely quiso valerse de un
artificio semiótico para transmitir su mensaje a Neve: creía que si le mostraba
imágenes de su actual condición con frases y acciones simples basándose en
implícitos, la chica lo comprendería; pero por no compenetrarse en la otredad
de su protegida, sólo le generó ideas preconcebidas sobre cómo eternizar un
sueño en el que la madre vive. El ángel quería crearle un juicio semiótico que predicase “un contenido determinado [de]
marcas semióticas (…) ya (…) atribuidas a un código preestablecido” (Eco, 2006:
238) para salvarle; pero por error terminó dándole un juicio factual que predicaba otro “contenido
determinado [con] marcas semánticas que no [se] le [habían] atribuido
previamente [al] código” (Eco, 2006: 238); estos son, los prejuicios de Neve
sobre su realidad imaginaria.
[15] La contracomunicación se origina cuando el autor da un sentido
polivalente a lo que dice, hace o expresa determinado personaje, ya que la
intención es abrirle al lector las posibilidades de interpretación, hasta que
la voluntad de poder del espíritu de
alguien o de la revelación de la
cosa-en-sí le confirme o refute sus teorías.
[16] Kant se refiere a la cosa-en-sí como “todo lo que tiene
entidad, ya sea corporal o espiritual, natural o artificial, física o
abstracta, (…) pero para denotar la fuente cognoscible del componente sensorial
de nuestra experiencia.” (Nuevo
diccionario de filosofía Océano, 2000: 59). Basándonos en esta definición,
llamamos revelación de la cosa-en-sí
a la voluntad de poder del espíritu
–ejercida casi siempre por el héroe/heroína
oculto- para develar verdades o secretos que han sido interpretados
incorrectamente por el héroe/heroína en
ciernes. Tal anagnórisis define el clímax y el final de la obra.
[17] En Syanne, Velasco Terán
convirtió a Leely en una paradoja, le da un aire de misterio, transformándola
en una heroína oculta y portadora de
la verdad que da sentido a las acciones en la historia; en ese sentido es la
heroína positiva de la trama.
[18] Como el ángel Leely amaba a
Neve, y viendo que su vida corría peligro, le brinda ayuda sobrenatural a
través de un beso. Sin embargo, ésta malentiende su intención, y se aferra al
mundo de ilusión en el que vivía.
[19] Las palabras mal definidas pertenecen a los manantiales de error
referidos por Jaime Balmes; y éstas
surgen cuando “ciertas voces que, expresando una idea general, aplicado a
muchos y muy diferentes objetos, y en los sentidos más varios, parecen
inventadas adrede para confundir. Todos las emplean, todos se dan cuenta a sí
mismos de lo que significan; pero cada cual a su modo, resultando un algarabía
que lastima a los buenos pensadores.” (2005: 81).
El problema de Leely es que, aunque sea ángel, se deja llevar por sus
emociones y su forma de comunicarse no es clara, ya que indirectamente le
menciona a su protegida lo que le pasaba, y no piensa en el daño psicológico
que le provocará.
[20] Existían dos Noah y Arí en Drem: el Noah y la Arí imaginarios, quienes
fueron creados por los prejuicios de Neve en el plano onírico; y el Noah y la Arí verdaderos, que estaban en
el mundo real.
Cuando el espíritu de Neve salió de su cuerpo, evocó representaciones
imaginarias de la Ciudad
de México, así como de gente conocida como su difunta madre y Noah. Luego que
obtuvo sus alas, la chica fue devuelta al mundo real donde se encontró con su
amigo y la Arí
verdaderos. Sin saber la causa, Leely trata de explicárselo, pero en vez de
escucharla, la evade para refugiarse nuevamente en el plano onírico y en los juicios factuales de su mente.
[21] La duda del propio ser es cuando el personaje cuestiona su propia
identidad imaginaria, y acepta el fracaso de su objetivo inalterable de vida. Es la reacción que debe superar al
eterno retorno, para así, acceder al devenir
de conciencia, “en un mundo donde la muerte es el cazador [y donde] no hay
decisiones grandes ni pequeñas, [sino] sólo hay decisiones que hacemos a la
vista de nuestra muerte inevitable.” (Castaneda, 2009: 74), “entendiendo que no
le queda tiempo para fanfarronear, ni para lamentarse, ni para equivocarse.”
(Marín, 1999: 31).
[22] En Drem, Neve y Leely tienen otro papel
curioso: la primera actúa como una cazadora mal formada, pretende consolidar
sus objetivos inalterables de vida a
través de sus sueños lúcidos, sin preocuparse por evolucionar espiritualmente;
la segunda, se porta como una guerrera en crecimiento porque en su calidad de
ente celestial puede estar en los dos niveles, y por lo tanto conoce la
situación de los Noah y Arí –ficticios y reales-, y del padre de Neve; y porque
puede trazarse un devenir de conciencia,
y tornarse una heroína auténtica.
[23] El primer devenir de la vida es el momento en que el héroe/heroína llega al surgimiento de un cambio de conciencia; y en ella experimentará la voluntad del
poder de la realidad o del espíritu del héroe
oculto, y que a la vez le desmentirá su rol de personaje mesiánico imaginario, su representación ideológico/existencial y
sus objetivos inalterables de vida,
obligándolo a cambiar sus valores para que deje de ser antagonista consecuente, y se acepte como es. En esta estancia se
marca el rompimiento con la previsibilidad lineal de la obra: el giro
intencional del manga.
[24] Murillo González escribe que
“La otredad es la mirada, la acción total de cada uno de los sentidos del ser
que buscan llegar a la realidad escondida y asirla en toda su verdad. (…) La
otredad es ‘un ser sin rostro’; si tiempo que vive dentro del hombre
comunicándole todos sus poderes de trascendencia.” (1987: 280-281).
[25] El devenir de conciencia es aquella situación que vive el héroe/la heroína que,
aprendiendo de sus errores, cambia sus antiguos valores y metas para lograr
nuevos objetivos. Es cuando finalmente reconoce el contexto del mundo incógnito como héroe/heroína auténtico, y acepta que
“es la apertura que se abre en los vastos caminos de las decisiones sencillas y
esenciales en el destino de [su vida y] un pueblo histórico.” (Heidegger, 1988:
70). Es el momento en que se vuelve uno con el mundo incógnito en la renovación que se está fomentando.
[26] En su confusión mental, Neve
escribe: “Es extraño, la calidez del mundo de ensueño al que podía escapar
ahora está presente cada vez que estoy con Noah…/ lo que sucedió entre nosotros
esa noche ha traído muchas cosas buenas. /¿Sabes? El día de hoy cumplimos un
mes y me siento apenada al estar escribiéndote estas palabras, pero necesito
que lo sepas. /He pasado días muy lindos contigo…y creo que es la primera vez
que puedo decir que estoy enamorada…me alegra que sea de ti. Ya que tú has
sanado todas mis heridas. / ¿Podrías creerlo? El amor hace cosas inexplicables
en las personas. /P.D.: ¡Por dios, estoy sonrojada!” (Drem, 2008b: 24-25).
Sin embargo, desde la lectura de
Leely, la carta dice otra cosa: “Ohh querido y valiente Noah, eres el hombre
mas (sic) guapo de la tierra. / ¡Al
solo (sic) verte amanece mi día! ¡ME
HACES TAN FELIZ! /‘Nohita’ precioso, cuando me abrazas siento que me estalla el
corazón…/ (...) Con tus besos me haces sentir en el cielo, ¡¡¡y ese cuerpazo
que tienes me provoca!!!” (Drem,
2008b: 26-27).
[27] El Emisario de mundo del
descanso eterno quiere el alma de Neve, para que con su muerte física alcance
la paz. Aunque Velasco Terán lo representa visualmente como una mujer, sin embargo, la
nominación del personaje la hace en masculino. El efecto que logra con la doble
caracterización es connotar lo seductivo de su presencia, y enfatizar la
importancia de su función.
[28] Denominamos segundo devenir de la vida al momento en
que se develan las claves finales para que el héroe/heroína en ciernes entienda cuál es su llamado verdadero;
advirtiendo, así, que las nuevas acciones emprendidas no son suficientes, sino
que tiene que conocer la razón del problema, es decir, descubrir la cosa-en-sí.
Tanto en Syanne como en Clamp, el segundo
devenir de la vida representa la anagnórisis que el héroe/heroína necesita, pues no busca la posesión de
los dos mundos
-como en Campbell en la que él/ella obtienen la “libertad para atravesar en
ambos sentidos la división de los mundos [-el real y el revelado-], (…) sin
contaminar los principios de la una con los de la otra, pero permitiendo a la
mente conocer a la una por la virtud de la otra.” (Campbell, 2010: 210), sino
unirlos para vencer a su antagonista
auténtico. En ese sentido, la finalidad del segundo
devenir de la vida es hacer que el héroe/heroína en
ciernes se cerciore de su misión con la revelación
de la cosa-en-sí; y exponerla es la función
del héroe/heroína oculto, no para reconciliar la
conciencia de éste con la voluntad universal como señala Campbell-, sino para
que el aspirante a héroe prescinda de
las obsesiones imaginarias y pueda tener fuerza para rendir al antagonista auténtico.
[29] El que Leely permitiese el
asesinato del Noah imaginario no es un acto de crueldad, sino que deseaba que
Neve reviviese la experiencia de la muerte, porque para Velasco Terán, el bien
y el mal es una convicción subjetiva en sus personajes; nadie es totalmente
bueno, ni completamente malo. Esto es una clara referencia tomada de las obras
de Clamp.
[30] Carlos Andrés Martínez, en su
artículo “Ángeles en Japón: híbridos de la religión”, menciona que en la
cultura japonesa, la figura del ángel es parecida y distinta a la de occidente
en varios aspectos, porque para los japoneses, “los ángeles son tratados como
mensajeros de Dios –como en la concepción cristiana original- , pero a
diferencia de occidente, donde son vistos como seres perfectos, en oriente a
menudo se les ve con defectos similares a los humanos, en diferentes
representaciones llegan a tener similitudes con los kami [-son espíritus o
dioses manifestados en la naturaleza, según la concepción shintoísta-], y
aparecen relacionados con algún elemento natural. De alguna forma se llega a
representar al ángel como un ser emocional que tiene contacto con los humanos,
aunque de maneras más directas que los humanos.” (2005: 57). A partir de esto,
muchos mangaka caracterizan a sus
personajes angélicos como los kami, e incluso al aspecto físico, contexto y cualidades
parecidas a los ángeles occidentales, pero en un contexto propio. Velasco Terán
hace algo parecido con Leely en Drem,
pero deja de lado el argumento religioso en su personaje.